Por Liliana Ruiz-Healy
A medida que navegamos por el paisaje del amor moderno, las citas, el desamor y la soltería, se hace evidente que las relaciones vienen en formas diversas. No hay moldes estandarizados ni reglas universales que garanticen el éxito para todos. El viaje del amor es tan único como las personas que lo experimentan.
Es hora de liberar el amor de las restricciones de una fecha en el calendario y reconocer que su esencia se extiende mucho más allá de un solo día en específico. Nuestro bienestar general exige que nos liberemos de las construcciones sociales que dictan cuándo y cómo expresamos el amor. La presión de encapsular la totalidad del amor dentro del estrecho marco temporal del Día de San Valentín puede llevar a la insatisfacción y a un sentido de insuficiencia para aquellos que no están en una relación tradicional. Hay quienes pueden estar pasando por una ruptura, otros pueden estar reclamando su soledad, algunos pueden estar navegando por cómo salir de una mala relación, algunos pueden estar al borde de renunciar al amor (espero que no sea el caso de nadie)... así que cambiemos las vistas tradicionales.
Comencemos por liberarnos de la presión y del significado que la palabra "relación" conlleva, ya que las relaciones pueden tomar muchas formas: familia, amigos, amantes, mascotas, plantas, una práctica, un ritual, lo que sea; la profundidad e intimidad que representa es muy personal para cada uno de nosotros.
Tenemos la idea de que las relaciones deben durar hasta que nos morimos, pero personalmente, esta creencia es una de las más desactualizadas, por lo menos para mí. El concepto de que una persona está destinada a ser nuestra pareja para siempre no se alinea con la naturaleza dinámica de la existencia humana. Ni amigos, ni una práctica, ni mascotas. Es importante entender que no todas las conexiones están construidas para sobrevivir las transformaciones inevitables que trae la vida. El cambio es la única constante que tenemos en la vida. Siempre estamos cambiando con las sorpresas y complejidades de ella; las relaciones deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse al crecimiento, y cuando ya no lo hacen, necesitamos aprender a soltar. Esto no significa que fallamos (aunque se sienta así). Significa que estamos creciendo y cambiando, lo que a veces implica reajustes en nuestras relaciones y entorno. Cada conexión que encontramos y creamos tiene algo que ofrecer y enseñar, incluso las más complicadas, incluso las más dolorosas, incluso las de corta duración.
El tipo de dolor que experimentamos por la pérdida y el desamor atraviesa nuestro cuerpo como un extraño no invitado, y luchamos por entender cómo acomodarlo. Durante este tiempo, podemos cuestionarnos si alguna vez volveremos a experimentar la felicidad o la paz. A medida que pasa el tiempo, sin embargo, el dolor se integra en nuestro ser. Se asienta en cada célula, encontrando un hogar mientras aprendemos, o reaprendemos, cómo encontrar la felicidad de una manera nueva. Los procesos químicos notables que ocurren tanto en nuestras vías mentales como físicas contribuyen a crear más flexibilidad dentro de nuestro cuerpo. Este proceso es tan magnífico que percibe cuando estamos reprimiendo o permitiendo que fluyan nuestros sentimientos y pensamientos. Cuando abrazamos plenamente la experiencia, es así como descubrimos la felicidad y la paz una vez más.

Y para aquellos que sienten que estarán solteros para siempre o piensan que estar soltero es terrible, veámoslo desde una perspectiva diferente, alejada de las expectativas y normas sociales. La soltería no es un vacío que deba llenarse, sino un espacio que debe abrazarse. La independencia, en lugar de ser un estado solitario, debería ser celebrada como un privilegio. El proceso de autodescubrimiento y autoamor que ocurre durante períodos de soltería es invaluable. Cuanto más se sumerge alguien en su individualidad mientras está soltero, más clara se vuelve su comprensión de sí mismo. Esta autoconciencia sienta una base sólida para relaciones futuras más saludables, liberadas de la presión de conformarse a expectativas externas.
Hay un atractivo innegable en una persona que se conoce a sí misma, que se mantiene firme en sus deseos e identidad. Esta posesión de uno mismo, lejos de ser un obstáculo para el amor, es un imán que atrae conexiones genuinas. El amor florece cuando las personas se sienten cómodas en su propia piel, sin la carga de las presiones sociales para cumplir con hitos de relaciones predefinidos.
A medida que navegamos por el paisaje del amor moderno, las citas, el desamor y la soltería, se hace evidente que las relaciones vienen en formas diversas. No hay moldes estandarizados ni reglas universales que garanticen el éxito para todos. El viaje del amor es tan único como las personas que lo experimentan.
Así que liberemos el amor de las limitaciones de un solo día y de las expectativas irrealistas de para siempre. En su lugar, celebremos el hermoso espectro del amor durante todo el año. Aceptemos el flujo y reflujo de las relaciones, reconociendo que cada etapa contribuye a nuestro crecimiento personal. El amor es un viaje, no un destino; es un proceso continuo que merece reconocimiento más allá de las limitaciones de una fecha en el calendario. En última instancia, al liberarnos de la presión de los ideales de relaciones predefinidos, abrimos el camino para conexiones auténticas que evolucionan de manera natural con el tiempo. Al final del día, la vida se trata de encontrar maneras. De tomar cada situación dolorosa y alegre y permitir que nos moldeen en seres humanos más compasivos y conscientes, fomentando una curación profunda.

PREGUNTALE A LA HERBALISTA: ¿Cómo usar hierbas para el Corazón?
Asóciate con una hierba con una intención específica para reconectar y abrir tu corazón, recordar cómo poner el amor en primer lugar. La tarea no es soltar, sino permitir que tu propio corazón se expanda para poder contener el dolor sin ser absorbido por él, metafóricamente hacer crecer el corazón para que el dolor esté presente, sostenido en tu amor, que es mucho más grande de puedes imaginar.

Se requiere valentía, una clara intención y apoyo. Pide disposición para liberar el apego a tu historia, a tu interpretación de los eventos. Junto con la flexibilidad de la mente, requiere una visión clara, simplemente ver lo que es sin culpa.